Jorge Casado/ Opinión
Sábado 15 junio 13.- Eran las 7:00 de la mañana cuando un infarto fulminante le cegó la vida al destacado historiador Franklin Franco Pichardo.
Pensando en ese momento, fue a la misma hora y de causas
parecidas, que también murió mi papá hace ya mucho tiempo.
La noticia me llegó en una publicación digital, cerca del medio día, en un titular que me sorprendió, a pesar de sus 76 años bien aprovechados.
El impacto fue mayor por haberlo conocido de cerca, por ser el parte del jurado y propulsor del concurso de historia dominicana que organizara por casi 20 años su hermana, la también filántropa y educadora Divina Franco de Damiano.
En mis años de bachillerato participé varias veces en el referido concurso de ensayos de historia patria, lo que me permitió conocer un ser humano valioso, autor de diferentes obras que cuentan lo que fue la realidad social y cultural de nuestra patria, desde sus orígenes precolombinos.
En mi haber bibliográfico tengo dos tomos del Diccionario Enciclopédico Dominicano, de la autoría de Franklin Franco Pichardo y los que recibí como premio en un certamen literario de la Biblioteca Nacional.
Por esa firma y conocerlo de cerca, jovencito al fin me sentí orgulloso sabiendo de lo trascendente del historiador con cuyos libros me formé en las ciencias sociales.
Esos dos tomos lo tenían todo y algo más, para un joven que no tenía mucho acceso a ese tipo de información especializada, sólo servida en bibliotecas públicas o de centros educativos.
Transcurrió el tiempo y Franlkin Franco Pichardo se destacó, además de historiador, como prefesor universitario, funcionario público, sociólogo, dirigente político y como asesor del Museo Memorial de la Resistencia Dominicana.
Así era el historiador que varias veces saludé haciendo sus compras en familia en el Supermercado Nacional de la Máximo Gómez.
Mucho deja en su legado el destacado intelectual de voz educada, moderada, de correcta pronunciación y de aspecto formal, impecable y clásico, tan clásico y tީípico como las chacabanas que solía vestir con frecuencia..
El bien contó nuestra historia como pueblo, ahora esta narración histórica breve, con respeto y admiración a su persona, lo cuenta a él.
Paz a sus restos
Jorge Casado
El autor es periodista, fotógrafo y promotor cultural infantil y juvenil
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